viernes, 21 de abril de 2017

Cuidemos al Planeta Entre Todos

A partir del video visto les dejo información sobre el consumo responsable y consejos para que puedan ser consumidores responsables.

miércoles, 19 de abril de 2017

Muable Resolución

En la materia de Literatura, la primer consigna era hallar tres o cuatro adjetivos que nos describan. Luego elegir un objeto y ponerlo en un contexto. En treinta palabras teníamos que, sin mencionar el objeto elegido, representar las palabras elegidas. Habiendo escrito la descripción, nos juntamos en grupos y elegimos una sola descripción de las que había en el grupo y la alargamos, quedándonos un texto de tres párrafos.
Antes de comenzar con la nueva actividad, compartimos nuestros relatos en clase para que nuestros compañeros nos den opiniones positivas y negativas sobre cómo podía cambiar el texto para así escribir de manera individual un relato propio. Para enriquecer mi texto leí el capítulo 18 "El tiempo" del libro "El arte de la ficción" de David Lodge. En este capítulo se explica cómo dos autores, Charles Dickens y Jane Austen, utilizaban el estado climático para describir las emociones de los personajes en sus relatos. Utilicé esta técnica ya que el texto que habíamos escrito de manera grupal tenía parte de esta técnica y teníamos que utilizar algún fragmento del mismo. 
A mi me costó escribir esta parte de la consigna, ya que la elección de vocabulario para describir las emociones me resultó complicado. 


A continuación dejo el texto que escribí:

Ese día parecía ser el día en que todos abandonaríamos el planeta. Para ser más exacto, ese día era el jueves 28 del mes de junio, un día como cualquier otro, donde los ciudadanos nos levantábamos para ir a nuestros trabajos, salvo por el tiempo. Amanecí y me asomé por la ventana de mi cuarto, como cada mañana, y arriba, en la inmensidad del cielo, no se percibía la calidez del sol y solo se observaban la oscuridad y grisáceos tonos. Todo el cielo estaba inmerso en una capa de densas nubes, por momentos había una leve llovizna y en otros, una fuerte y pesada cortina de agua.
El tiempo, que todo lo cambia, no iba a evitar que vaya a mi trabajo. Salí de mi casa, cubierto con un gran piloto, y comencé a caminar. Las insignificantes gotas que caían sobre mí se tornaron en una abundante lluvia que plagó la capital del fluido. A medida que avanzaba el temporal, las calles se cubrían de agua. El color grisáceo del cielo junto a los chubascos y a la espesa niebla que comenzaba a aparecer, redujeron mi visibilidad, impidiéndome ver el camino. El tiempo no pudo pararme, ya que continúe caminando hacia el trabajo. Las baldosas que se encontraban flojas en la vereda se llenaron de agua, mojando el barro que tenían debajo, volviéndolo lodo. El clima empeoró y el tiempo pasaba más lento de lo normal, de modo que apresuré el paso cuando el cielo fue sacudido con el estrépito de los truenos y en consecuencia resbalé con una de esas inestables baldosas, cayendo al piso al igual que las gotas caían del plomizo firmamento. En un cambio repentino, el apagado paraíso se volvió en una radiante bóveda celeste, donde tuve la oportunidad de ver un recoveco donde me metí para así refugiarme del alterable clima. 
Me puse a pensar en qué debía hacer, si seguir intentando llegar al trabajo, esperar a que el clima tome una decisión o si debía volver a mi hogar. Lo único que tenía en mente era cómo haría para caminar todos esos kilómetros bajo la inconstante lluvia. Me tomé unos minutos hasta que la tormenta paró y salí corriendo antes de que cambie de opinión. Luego de correr dos cuadras sin ningún obstáculo, vi brillar el azul eléctrico de un relámpago junto a un estruendo debido a lo cual bajé mi velocidad. En el instante en el que el cielo volvió a su sombrío tono, la lluvia se adueño de las calles en forma de granizo. A pesar de que ya quedaban unos pocos kilómetros para llegar al local era imposible continuar.

domingo, 9 de abril de 2017

Somos parte de la tierra

Para la clase de Ambiente, Desarrollo y Sociedad tuvimos que leer la Carta del Gran Jefe Seattle al presidente de los EEUU, en donde expresa cómo se siente respecto a la oferta de Franklin Pierce, presidente en ese entonces, de comprar tierras indígenas.
En la naturaleza predomina la competencia, ya sea la del hombre blanco contra los indígenas o la del hombre contra la naturaleza, la Tierra. El Jefe Seattle menciona en su carta que ellos tendrían en cuenta la oferta de vender sus tierras al presidente ya que de no hacerlo “el hombre blanco vendrá con sus pistolas y tomará nuestras tierras.” dice Seattle en la carta. Hay una competencia natural en el hombre, en donde conquistar es el primer objetivo, no importa la manera que sea. Esta competencia es entre hombres con diferencias, como el hombre blanco y los piel roja, pero también con ciertas semejanzas. La gran diferencia que menciona el Jefe Seattle es que el hombre blanco se ha separado de la naturaleza. En su carta cuenta “No sé, pero nuestro modo de vida es diferente al de ustedes. La sola vista de sus ciudades apena los ojos del piel roja. Pero quizás sea porque el piel roja es un salvaje y no comprende nada. No existe un lugar tranquilo en las ciudades del hombre blanco, ni hay sitio donde escuchar cómo se abren las hojas de los árboles en primavera o cómo aletean los insectos." El hombre blanco ha avanzado a lo largo de los años, creando ciudades, separándose más de la naturaleza, mientras que los piel roja están conectados con la madre tierra. Los piel roja valoran todo lo que nos da la Tierra, cada recurso y los seres vivos que vienen con ella. “¿Qué sería del hombre sin los animales?” se pregunta el Gran Jefe, “el hombre también moriría de una gran soledad espiritual; porque lo que le suceda a los animales también le sucederá al hombre. Todo va enlazado.” continúa. Acá se encuentra la similitud entre el hombre blanco y los piel roja, sin los animales no vivirían. Ninguno de nosotros sería capaz de vivir sin los recursos que nos da la Tierra, son esenciales para la vida humana, animal y vegetal.
Dos nuevas ideas salen de lo escrito por el Gran Jefe, las cuales están conectadas entre sí y con lo mencionado anteriormente. Lo primero que dice es que los bienes naturales son de todos y de ninguno. “El murmullo del agua es la voz del padre de mi padre” cuenta el Gran Jefe, refiriéndose a que las tierras que habitan ahora una vez fueron habitadas por su padre y por el padre de su padre. Así como todos nuestros antepasados. Las tierras donde vivimos hoy en día fueron una vez habitadas por nuestros progenitores. Ellos cuidaron de estas tierras para que así nosotros podamos gozarlas al igual que ellos. Cada terreno y cada recurso nos pertenece a todos, todos deberíamos tener la posibilidad de utilizarlos, pero nadie se puede apropiar de ellos, ya que le pertenecen a la Tierra y a cada uno de nuestros antepasados y nuestras futuras generaciones. El segundo concepto que menciona en la carta es que “Uno es para siempre responsable de lo que domestica”. (El principio de Saint Exupéry). Lo que Seattle pide en su carta es que los hijos del hombre blanco cuide sus tierras. Pide que se les enseñe a cuidar el aire, el agua, los animales y cada uno de los recursos como si fueran sus hermanos y hermanas. “Todo lo que le ocurra a la tierra, le ocurrirá a los hijos de la tierra.”, ya que si no cuidan de nuestra madre, la tierra, ellos saldrán perjudicados tanto como ella, ya que dependemos de todo lo que la tierra nos da, como ella depende de nuestro cuidado. Si no la cuidamos nos estamos descuidando a nosotros y a nuestros hijos, quienes no podrán disfrutar de la tierra. Si hoy no cuidamos de la tierra, nuestros hijos tampoco lo harán, por eso debemos enseñar a que cuiden de ella como cuidan de sus hermanos y hermanas.
Esta carta fue escrita hace 154 años, y hoy, 154 años después, nos encontramos con el mundo que el Gran Jefe Seattle describió, un mundo descuidado. El hombre es responsable de esto, de ignorar el descuido que se le dio a la tierra por tantos años. A través de nuestros avances dejamos de cuidar de la tierra, contaminando cada vez más con tóxicos y desechos los ríos y el aire, causando la extinción de miles de especies y que otras estén en peligro de extinción. “Su apetito devorará la tierra dejando atrás sólo un desierto.” dijo Seattle, y con cada día que pasa contaminamos más la tierra, matando especies, secando ríos, matando la tierra que tanto nos dio. A pesar del daño que le causamos a la tierra por tanto tiempo, con el avance tecnológico que tuvimos en estos 154 años y que cada día continúa progresando, se buscan distintas maneras en las que no se contamine la tierra. Formas en que podamos reducir la contaminación que nosotros creamos. La tecnología puede ser la respuesta a los problemas que ella misma generó.El Gran Jefe Seattle termina su carta con una frase muy impactante “Termina la vida y empieza la supervivencia.”, ya que comenzamos a buscar la manera de sobrevivir en un mundo que tanto ensuciamos y descuidamos. Comienza la búsqueda de respuestas para una vida en la que el hombre progrese cuidando a su madre, la tierra.

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